Todo comenzó en 1966, cuando Laura Bisquertt heredó el fundo “Santa Laura” de su padre, Osvaldo. Él lo adquirió en 1928 y como era tradicional en la zona en esa época, se dedicaba a los cultivos anuales y la ganadería.
Entre 1966 y 1971, su marido, Alejandro Hartwig C., compró parcelas colindantes y administró el campo, manteniendo su explotación en base a cultivos tradicionales y lechería.
En 1971, decidió buscar nuevas opciones laborales en el extranjero y es así como se hizo cargo de las oficinas de la empresa farmacéutica alemana Boehringer Ingelheim, en Montreal, Canadá.
Vivió en Canadá con su familia durante 10 años y a raíz de realizar cursos y múltiples viajes a EE.UU. y Europa, Alejandro se convierte en un gran aficionado y conocedor de vinos. Percibió la creciente demanda por las variedades francesas clásicas en Norteamérica junto con el aumento de consumo de vinos del Nuevo Mundo, y relacionó las excelentes condiciones climáticas del Valle de Colchagua para desarrollar lo que él con Laura se plantearon como su “Proyecto de Jubilación”.
Comenzaron a plantar el campo en 1978 con cepas bordelesas y vendían su uva de alta calidad a grandes viñas. En 1994 construyeron la bodega y en 1995 lanzaron su primer vino Laura Hartwig, con un Cabernet Sauvignon Reserva que dio mucho de qué hablar.
Hoy, son los hijos de Laura y Alejandro quienes están a cargo de este maravilloso campo y se esmeran en producir vinos con los mismos principios que sus padres les inculcaron.