Cuando en 1903 Lorenzo Bauzá Juan llegó a Chile desde Mallorca, descubrió rápidamente la tierra fértil de nuestro país. En ella se podían cultivar con éxito distintas frutas y variedades, siempre y cuando se entendiera el delicado equilibrio entre los elementos.
La siembra de frutas es como equilibrar dos yunques: el menor movimiento hace una gran diferencia.
Pasaron los años y su hijo Lorenzo Bauzá Álvarez continuó su legado, experimentando con gallardía en distintos tipos de geografía. Fascinado observó que los terrenos de diversas alturas, con diferentes temperaturas y tipos de suelos, dejaban una huella en cada fruta y variedad. Mientras lo hacía su camino se cruzó con los reinos de la elaboración del pisco y del vino, lo que se convertiría en su máxima pasión. Es así cómo, luego de 90 años en la industria pisquera, en 1998 la familia Bauzá quiso demostrar nuevamente su gran expertise: serían pioneros en plantar uva vinífera en el norte del Valle del Maipo. El objetivo era desarrollar un vino que fuera un fiel representante de la expresión del terruño de sus viñedos.
La familia Bauzá se fortalece no solo por lo que nos une, sino también por lo que nos diferencia.
Este es justamente el principio sobre el cual se fundó Casa Bauzá. Cada nuevo vino que creamos es un nuevo miembro de la familia. Creemos en la libertad y la magia de descubrir cómo cada variedad se adapta a un terroir, y por lo mismo nos dedicamos de lleno a entender su comportamiento.
Y así como no pretendemos predecir lo que depara el futuro de cada nuevo integrante de la familia, no podemos ni pretendemos predecir nuestro próximo vino. Lo único que sí podemos prometer es la calidad y la dedicación que tanto nos caracteriza.
El equipo actual está compuesto por Rodrigo Bauzá Fernandez, tercera generación de la familia y Gerente general de la viña. Liderando el área enologica y de operaciones se encuentra la enóloga Natalia Poblete, parte del equipo desde el 2014.